RESUMEN DE UN DÍA "H"

Antesdeayer acabé demasiado cansado y ayer no hubo manera de que Blogger funcionara, por lo cual paso hoy a relataros lo que pasó el Lunes, el ya célebre día "H", que me ha dejado casado con Bancaja hasta Marzo de 2.041

De inicio vine a trabajar como cualquier otro Lunes, pese a que ya había avisado en el curro que a las 12 me marcharía y me tomaría el resto del día de vacaciones. Dicho y hecho, a eso de las 11:30 me llamó mi padre para decirme que él y su señora ya están entrando en Valencia y les dije que en aproximadamente una hora nos veíamos en la Calle Colón, en la puerta de la Notaría. Al llegar, les llamó al móvil y me cuentan que están por la Calle de la Paz y salgo a su encuentro. Tras encontrarnos y los pertinentes besos y abrazos, nos encaminamos a la Notaría, donde ya se hallan el abogado de la dueña y su hijo. Ésta y su otra hija aparecen poco después.

Una vez arriba descubres unas oficinas descomunales que te hacen pensar que el dinero que se mueve en esa notaría debe alcanzar cifras exageradamente mareantes. Lo que sigue es eminentemente rutinario, nos conducen a unas oficinas anexas de Bancaja donde primero entra la vendedora del piso con sus hijos y el abogado y se tiran allí un rato mientras nosotros tres nos quedamos fuera esperando y a mí se me comen los nervios. Después de un rato, nos hacen pasar a nosotros y firmar más de una treintena de papeles en los cuales dudo que me salieran ni dos firmas parecidas. El tipo del banco me contó una barbaridad de cosas de las que ya ni de la mitad me acuerdo, entre las cuales se hallaban dos tarjetas más, un seguro para el hogar, un seguro de vida y aún me quería colocar un plan de pensiones. Mis comentarios al respecto no debieron estar especialmente desatinados, habida cuenta de las risas que produjeron :p

Tras finalizar el asunto con el del banco, volvimos a la notaría, donde una señora de unos 50 años muy bien llevados nos esperaba en un despacho enorme con la familia vendedora. Se puso a leer toda la escritura del piso y yo ya definitivamente me perdí entre los nervios y el torrente de datos que mi saturado cerebro era incapaz de procesar. Sí me sorprendió la naturalidad con la que la Notaria y el tipo del banco trataron el tema de la cantidad de dinero en negro que entregué como parte del pago del piso, la verdad...

Tras firmar los últimos papeles, todos los presentes me dedicaron un "enhorabuena" que, aunque seguramente no era su intención, a mí me sonó más a un pésame que a otra cosa ya que, si nada lo remedia, voy a estar casado con Bancaja hasta Marzo de 2.041. Ahí es nada.

Al bajar la mujer de mi padre dijo que le apetecía ver el piso y, habida cuenta de que no estaba muy lejos, nos dirigimos allá y en menos de 15 minutos ya estábamos en la puerta. Subimos los 4 pisos a pie y... nos encontramos con una cerradura extremadamente delicada.

No exagero lo más mínimo si afirmo que nos tiramos del orden de 20 minutos intentando abrirla uno detrás del otro sin el menor éxito. Al final, ya desesperados, Inmaculada (la mujer de mi padre) dijo "pues vamos arriba a ver la terraza. Yo veo algo". Pues bien, subimos arriba y tampoco conseguimos abrir dicha cerradura. Totalmente desolados iniciamos el descenso de las escaleras cuando se me ocurre intentarlo por última vez y, milagro de milagros, la puerta se abre. Inexplicable, lo sé...

Una vez dentro, se suceden los comentarios sobre cuánta luz tiene la habitación, que aquello no mide 60 metros cuadrados ni de coña, etc... Y sobre todo, todos coincidimos en que la zona es cojonuda. Ya sólo me falta que la señora me vacíe el piso y que el pintor me quite el gotelé y me pinte otra vez las paredes para iniciar la que será mi quinta mudanza en ocho años... y espero que última en mucho tiempo.

Después de eso, nos fuimos al Estimat a comer y pasamos por el Colegio Mayor Galileo Galilei, ya que mi hermana pequeña tiene intención de estudiar aquí en Valencia el año que viene. Luego ellos iniciaron el viaje de regreso y yo me fui a casa con una sensación similar a la que tuve cuando acabé la selectividad, de total desfondamiento psicológico. Tras tanta tensión acumulada me llegó el bajón y no tuve ganas de hacer absolutamente nada más el resto del día.

Bien, ya no os doy más la brasa. a partir de mañana volveré a hablar de baloncesto, rock, tebeos y demás cosas más divertidas.

Saludos.