DEJA VU UNIVERSITARIO

Creo haber comentado ya en algún que otro post de este blog que, entre los numerosos quehaceres que actualmente ocupan mi vida, se encuentra el hecho de que me estoy sacando el CAP (para los que no lo sepan, el Curso de Aptitud Pedagógica) en la Universidad Politécnica de Valencia (que, para los que no lo sepan, es donde estudié). Pues bien, ayer fue mi segundo día y, a diferencia de lo acaecido hace un mes, tuve ocasión de fijarme en qué cosas han cambiado y qué sigue igual en la que fue mi segunda casa hace ya bastantes años.

Lo primero que me llamó la atención es la brutal proliferación de coches, que hace que encontrar un aparcamiento sea una hazaña a la altura de las de Indiana Jones. Es tal la enorme dificultad que tan nimio acto conlleva que son numerosísimos los coches que te encuentras aparcados "de cualquier manera", encima de las aceras, subidos a las rotondas, etc... muchos de ellos, por supuesto, con una buena pegatina de "aquí no se puede aparcar" en el cristal, que no me quiero ni imaginar cuánto cuestan de quitar. Realmente es curioso, en mis años debía tener mucha menos gente coche porque no se veía un panorama semejante.

Hay más cosas, no creáis. Parece ser que hoy en día hasta el más pintado tiene un portátil. No es que los veas usándolo en la biblioteca, donde tienen su conexión de internet gratuita y tal, no... es que los ves por los pasillos, en la cafetería, en la calle, etc... cualquier sitio es bueno para abrir el portátil y ale, a funcionar. En mi época si alguna vez aparecía alguien con un portátil nos parecía poco menos que un Terminator llegado del futuro.

Las indumentarias también han cambiado, aunque eso no me llamó la atención, pues es algo lógico, ya que las modas cambian, sobre todo para la juventud. La gran mayoría iban muy hippies o muy metrosexuales.

No ha variado, en cambio, esa mirada cándida, esa mirada de ilusión, de "estoy labrándome un futuro" que siempre hemos tenido todos los alumnos que hemos pasado por el Poli. No dudo que muchos lo conseguirán y acabarán llegando muy alto, pero si supieran el porcentaje de ellos que se van a acabar dando el batacazo les iba a cambiar rápido el rictus...

¿El CAP, me preguntaréis algunos? Un auténtico coñazo, madre mía. Qué sopor.

Saludos.