QUÉ GRANDE ES EL ROCK: 1. LED ZEPPELIN IV (1971)

Voy a iniciar una serie de posts en los que iré comentando algunos de los, para mí, discos más grandes e importantes de la historia del rock. No va a haber ningún orden concreto, ni cronológico ni de calidad ni de ningún otro tipo. Simplemente, iré escribiendo sobre el que me apetezca en ese momento.

Sin título en su portada y comúnmente conocido como “el cuarto”, pues se sitúa cronológicamente detrás de “Led Zeppelin I”, “Led Zeppelin II” y Led Zeppelin III, son muchos los que consideran este album no ya solo como el mejor de la mítica banda británica, sino también como uno de los más importantes de la historia del rock.

El disco no tiene desperdicio alguno. Consta de 8 temazos que lo único que tienen en común es su inmensa calidad y los instrumentistas que los representan, pues se trata de canciones con tal variedad de registros y riqueza compositiva que te llega a sorprender que puedan estar todas juntas en un mismo disco sin ser éste un recopilatorio.

El álbum se inicia con los aullidos de Robert Plant en Black Dog, un tema pleno de fuerza enormemente representativo del género que, entre otros abanderaban los Zep: el hard rock. Le sigue la atronadora y marchosa “rock & roll” (¿qué fan de los zep no ha tarareado alguna vez el “louliloulilouli” con el que Plant finaliza la estrofa principal?)

El siguiente tema es un delicioso medio tiempo: The Battle Of Evermore. Con unos acertadísimos acordes de guitarra acústica de Jimmy Page, Plant demuestra (y no es la única vez en este disco) que su voz es mucho más que agudos aullidos dando toda una lección de sobriedad y sensibilidad, ayudado por unos magistrales coros. Una de las obras maestras del disco, sin duda, y si no digo “la” obra maestra es porque inmediatamente después hace acto de presencia la mejor balada que jamás ha escrito grupo de rock alguno, la estremecedora “Stairway to Heaven”, que en los años siguientes se ha convertido en todo un manual sobre cómo hacer baladas: un comienzo suave, en el que parece que no vas a escuchar una nota más alta que la otra y un lento crescendo magistralmente finalizado con un atronador final que pone los pelos de punta antes del soberbio y suave colofón de Plant.

“Misty Mountain Hop” es un tema eminentemente bacilón, de estructura un tanto facilota y unos coros tal vez excesivamente pesados. Quizá el menos afortunado del disco, pero de inmediato tenemos la intensa “Four Sticks”, con cuatro acordes muy básicos, pero muy bien dosificados por Page y con los siempre omnipresentes gritos agudos de Plant. “Going To California” es un magnífico tema lento salpicado por esporádicos aullidos de Plant. La primera vez que lo escuchas te quedas un tanto desconcertado, pero con el tiempo aprendes a valorarlo como una parte más de esta obra maestra de la música popular.

El disco se cierra con uno de mis temas favoritos, “When The Levee Breaks”, que cuenta en este caso con la acertada inclusión de una harmónica a las que hay que añadir las constantes en toda la carrera de Led Zeppelin, el pesado golpeo de batería de Bonham, la aguda voz de Plant y la juguetona guitarra de Page. Jones era un bajista más bien convencional.

Robert Plant siempre comenta que tras este album se ganaron el respeto y dejaron de compararles con Black Sabbath. Probablemente ya habían hecho méritos más que suficientes para habérselo ganado con sus tres primeros álbumes, pero pocos dudan de que con éste tocaron el cielo, logrando el unánime aplauso de crítica y público.

Saludos.