divagando...

domingo, noviembre 20, 2005

SUPERLATIVO

Con su inapelable 0-3 de ayer en el Bernabéu, el Barcelona consigue la más convincente de cuantas victorias (4) le he visto lograr en el Bernabéu. A diferencia del raquítico 0-1 logrado en el 94 con gol de Amor y de los injustos 2-3 de la 97/98 y 1-2 de hace un par de años, el resultado de ayer es fiel (e incluso corto) reflejo de la aplastante superioridad azulgrana sobre el cesped del coliseo madridista. El de ayer fue un Barça con la autoridad, el saber estar y la suficiencia propios de los grandes equipos de la historia del fútbol en los estadios más complicados, un grupo de jugadores por encima de los cuales se elevó por encima de todos el futbolista más fascinante del momento: Ronaldinho.

La hermosa lección de deportividad dada por el público del estadio madridista al aplaudir a Ronaldinho tras lograr el tercer y definitivo gol del vigente campeón de liga es probablemente el detalle que mejor demuestra la gran diferencia que en estos momentos separa a los dos conjuntos más laureados de nuestro fútbol. Ya desde el pitido inicial, el Barcelona encaró el partido con un talante dominador y autoritario y pudo adelantarse por dos veces antes de que Etoo abriera el marcador tras resolver una acción en el área que había iniciado el joven Messi, que pasó con nota su examen pese a sus 18 años.

El monólogo azulgrana se hizo entonces aún más intenso y la única inquietud para el lado catalán venía por el hecho de que no se terminaba de sentenciar el partido, algo que, si tienes a Ronaldo enfrente, puede resultar crítico, pero Ronaldinho, el mejor jugador del planeta, liquidó cualquier atisbo de duda con dos goles antológicos en los que sorteó a cuantos defensas blancos le salieron al paso para acabar batiendo a un impotente Casillas, que fue de los pocos merengues que salvo la cara y principal motivo de que el histórico 0-5 que lograra Cruyff en ese mismo estadio hace más de 31 años no se quedara ayer corto.

El futuro se presenta más que prometedor para los intereses azulgrana. Posée un equipo joven, con talento y con empuje, que se hallan en una edad ideal para establecer una larga dinastía en la competición doméstica y alcanzar algún máximo trofeo continental, algo de lo que anda muy escaso el club catalán. Sólo la gigantesca capacidad autodestructiva del Barcelona puede echar al traste tan espléndida perspectiva, aunque para evitarslo se antoja difícil encontrar a alguien más capacitado que el técnico holandés, Rijkaard (que ayer se convirtió en el primer entrenador en la historia del Barcelona en ganar dos veces en el coliseo madridista), cuyo aplomo, mesura y tranquilidad, tanto en los momentos fáciles como en los complicados parecen el necesario contrapunto para un club excesivamente dado al lloriqueo , el victimismo y el histerismo.

Para el Madrid, por el contrario, llega la hora de la reflexión. La venta de camisetas, la búsqueda de mercados económicamente rentables para vender la imagen, el glamour, etc... están muy bien para las cuentas económicas, pero a Florentino Pérez parece habérsele olvidado que la principal imagen que vende es la del triunfo, una imagen que llevan camino de olvidar vender por tercer año consecutivo.

Saludos.

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